La ciudad sostenible es aquella que reduciendo su impacto en el medio ambiente, hace un uso eficiente de sus recursos naturales. A pesar de que la vitalidad puede ser un concepto muy subjetivo, cuenta con aspectos comunes a las inquietudes de la sociedad actual:
- El espacio público ha de ofrecer comodidad y percepción de seguridad en sus usos habituales. La construcción de vivienda en los barrios ha de guardar un equilibrio con los espacios abiertos de la ciudad. Además, para que su vitalidad sea la adecuada, es preciso que haya contacto con la naturaleza y una presencia suficiente de áreas verdes.
- La cercanía y la accesibilidad de los equipamientos y servicios básicos es una forma de responder a las necesidades cotidianas. Además, el desarrollo demográfico provoca variaciones en la composición de la población en aspectos como edad, cultura u origen. Para una vitalidad adecuada de ciudades y barrios es preciso que haya contacto entre personas de distintas características dentro de dicho espacio.
- A pesar de que las personas puedan residir en un área concreta, el desempeño de las actividades cotidianas (trabajo, estudios, ocio…) precisa de que estos se desplacen de un punto a otro. Puesto que algunos espacios padecen una funcionalidad baja, la facilidad de movimiento es imprescindible.
Las prioridades con respecto a la vitalidad varias en la medida que la realidad de ciudades y barrios varía. En este sentido, las respuestas han de ir acorde a cada situación. Para cuantificar en qué medida se atiende dicha necesidad los indicadores pertinentes pueden ser “cocinados”, pudiendo de esta manera, facilitar un mejor diagnostico.